domingo, 16 de octubre de 2011

YA ESTOY VIEJO PARA CIERTAS COSAS

Cuando escribo esta entrada son las doce y veinte de la noche del quince de octubre de dos mil once. Hace escasamente cuatro horas mi hijo par, Daniel, ha hecho su entrada en nuestras vidas ayudado de unas paletas para poder abrirse hueco a través del sinuoso sendero de las entrañas de su madre.

Ha llegado y, pocos minutos después de hacerlo, me lo han presentado, no he podido presenciar su alumbramiento. Sabedor de que ya existía, llamé a las abuelas y al abuelo que nos esperaban fuera, ansiosos. Les doy la noticia y se echan a llorar. Yo cuelgo, ya van a venir con el peque. Y en cuestión de décimas de segundo mil cosas pasan por mi exhausta cabeza y me echo a llorar como las abuelas. Vaya tonto. Un llanto estúpido por inútil, mientras lo escribo me muero de la vergüenza. Pero como dice el título, estoy viejo para ciertas cosas, como por ejemplo negar que he llorado como un tonto vestido de verde en un solitario cubículo de hospital.

Creo que estoy viejo para ser tan sentimental. Mi vida no ha sido precisamente ejemplar en algunas partes, lo que no me hace merecedor de ciertas cosas buenas (aunque cambiar pañales y dormir intermitentemente no se me antoja el paraíso), por eso puede que llorase. Como una especie de penitencia ya cumplida en forma de bebé para alegrarme los días y alguna que otra noche y alejar todo lo gris.

Hace tiempo que huyo de los sentimentalismos infundados por los acontecimientos. Me parecen artificiales, vacíos de sinceridad; pero me temo que aquí he caído como mosca en la tela de araña.
Llegó, lo pusieron en mi regazo le hable de su nueva familia, de mi trabajo, de nuestra casa, de su habitación, todo sin dejar de llorar más que Jeremías, como dice mi madre. El me miraba y se aguantaba la risa, seguro.

Finalmente, como canjeo de los pocos puntos que me quedan, cambio toda la palabrería anterior por una sola mirada de mi pequeño hijo par. O mejor aún, de una suya y otra de su hermana juntas. Veis? Otra vez voy a llorar.

Coño, ya estoy viejo para ciertas cosas...

SP

miércoles, 31 de agosto de 2011

YO VOTO A ESPINETE

En los últimos días he visto y oido cómo los dos partidos de este maravillosísimo país se han puesto de acuerdo, no para mejorar la educación gobierne quien gobierne, o para asegurar una vivienda no digna, sino una vivienda a secas a cualquier hijo de vecino, sino para cambiar la constitución española, en su artículo 135, para que ponga que no se puede gastar más de lo que les parezca a paises donde el coche nacional es el BMW, o donde desayunan algo tan chic como croissants. Porque, reconózcanlo, señores politicos, los que mandan son los que ustedes ya saben. Nosotros, desde luego, no.

En general, dicen que el cambio ha sido técnico. Que para qué iban a molestar a la gente por algo tan insignificante, tan técnico. Coño, ahora hasta saben lo que nos parece insignificante y lo que no lo es.

Que conste, aunque hayan pasado unas líneas, que esto que escribo es lo que YO pienso, como veo yo lo que han hecho. Mi opinión formada en torno a lo ocurrido tras ver (en varias fuentes, no como otr@s), oir, callar y pensar por mí mismo, eso que está tan mal visto ahora.

En pocas palabras, en mi región por ejemplo, si se gastan al año 100 euros (ya quisieran), el nuevo texto dice que "el Estado y las Comunidades Autónomas no podrán incurrir en un déficit estructural que supere los márgenes establecidos, en su caso, por la Unión Europea para sus Estados Miembros". Esos miembros que decían que nuestros pepinos eran radiactivos, esos que en el ambientillo de "los mercados" (diós, qué cojones es eso de "los mercados"?!?!?!?!?!?!) nos llaman PIGS (Portugal, Italy, Greece, Spain), los que no creen en aquello en lo que creyeron una vez porque les ha salido menos bien de lo que pensaban.

Los miembros que un buen día dirán "pues a partir de hoy las comunidades autónomas no se podrán gastar más de 80 euros". En extremadura, mi región, habrá que sacar de donde sea 20. Y no creo que nuestros queridos politicos quieran perder sus privilegios, sus cochecitos, sus dietas, sus kilometrajes, sus ferias, sus comisiones por dar obras a gente con cuartos.

Dirán que pagar un euro cada vez que vas al médico no es para tanto, o que los viejitos no tienen por qué jugar tanto al parchis en el hogar del pensionista, que se está mejor en casa viendo "sálvame", o podrían quizá decir que hay intentar conciliar la vida familiar más aún, para lo cual quitan horas de escuela a nuestros hijos, que es por el bien de las familias españolas.

Todo eso hasta que se gasten 80; como manda esa tal europa.

Por eso, porque ya me tienen un poco cansados unos, otros y los que chillan, que tampoco sirven para mucho, en estas próximas elecciones que coinciden con el cumpleaños de mi pequeña hija, he pensado votar a Espinete, ese extraño ser que a buen seguro sería mucho más justo, sencillo y sofisticado; nunca ví a nadie ir desnudo de día y con pijama por la noche.

Me imagino a los de la mesa electoral, abriendo el sobre y viendo a mi Espinete, con el mensaje "este nos gobernaría mejor que todos los demas". Risas generalizadas, seguro. Por lo menos que les sirva de algo pasar tanto tiempo allí para tanta tontería. Todo eso si voy a votar. Que a lo mejor estoy tomando tarta y no me apetece moverme.


Un buen amigo sostiene que si él hace algo mal en su trabajo va a la calle. Si roba, si engaña, si prevarica, si malgasta. En la política no pasa eso. En mi ciudad, por ejemplo, el ayuntamiento tiene una deuda de cerca de 40 millones de pesetas con una empresa (en pesetas suena más, verdad??) y el que era alcalde no ha sido inhabilitado DE POR VIDA para volver a ser alcalde algún día. Alcalde o presidente de una comunidad, cualquier cargo en sus manos es una bomba de relojería. Si lo votan, volverá a hacer lo mismo. O no. Es algo que no quisiera saber.

Por todo esto, invito a todo aquel que quiera secundar mi propuesta, que me mande un mail o deje un mensaje en mi facebook (rafael vazquez lavado), o bien en mi twitter (unbreakable_77) y podemos ver el dibujo y la forma del "voto a Espinete" para que sea un éxito.

Salud!!!

SP

martes, 12 de julio de 2011

BZZZZ...

Tan fácil te vas? De verdad piensas que ya has hecho todo lo que tenías que hacer en este mundo, como para marcharte a otro?

Estoy ahora mismo en la sala dos; la protagonista de hoy es una mujer de 35 años, muerta por insuficiencia cardiaca. No la veo muy gorda, aunque hace un rato me fijé en que tenía la boca entreabierta y los dientes muy amarillos, así que seguro que fumaba mucho. Quien mal anda, mal acaba.

En la sala cinco una familia muy corta, todos mayores, para decir adios muy buenas a un viejo, así que eso no es interesante. Todo es más real cuando muere alguien que no estaba previsto.

Cuando he llegado he mirado ese estúpido libro que ponen en los velatorios, donde la gente escribe cosas para sentirse más aliviados, seguramente pensando en que otro alguien vivo lo leerá y pensará bien del que ha escrito. Cosas como “nunca te olvidaré”, o el socorrido “estarás siempre en nuestros corazones”, o un poético (yo diría patético) “te vas como el agua que corre por el río, fresca y ligera hacia otros lugares”… fresca como el agua? Lo cierto es que yo te veo muchas cosas, pero fresca, precisamente, no.

O esas demenciales frases que se dicen. De los que se van, que eran muy buenos. De los que se quedan, que no son nadie. Entonces yo preferiría ser de los que se van, al menos esos son algo. Siempre he pensado que la evolución ha introducido en el adn de las personas esas frases para usarlas en esos precisos instantes, como el espía de la película que siempre tiene algo a mano para salir del paso; yo los miro desde la distancía y me aguanto la risa, no puedo evitarlo.


La parafernalia, la estructura del ceremonial en su conjunto, también es pintoresca. Caras largas al entrar, y una extraña sensación de autocomplacencia al salir. Realmente es así; para una persona simplemente allegada al cadaver, o a la familia más o menos lejana de este, es un paréntesis en su vida cotidiana. Estoy en casa viendo a Belén Estéban. Voy al tanatorio. Vuelvo a casa, que ahora ponen una pelicula de Marisol.

Luego está dios. Sí, en minúsculas, para mí ese señor no existe. Se le suele dar gracias por lo bueno, y pocas veces se le echa la culpa de lo malo, al contrario que con la selección de futbol. Es más, cuando uno se muere, hay quien dice que el muerto va al cielo. Hombre, es curioso. Una vez estuve en el entierro de un viejo que nunca había viajado en avión, y se me ocurrio decir a una compañera, con una sonrisa "bueno, ahora que va al cielo por fin va a poder saber qué se siente tan lejos de suelo"... silencio sepulcral y caras largas, cierto humor no está bien visto en ciertos momentos.

Pues el caso es que se dice que el muerto va al cielo, y de repente yo empiezo a pensar en lo que deja aquí. Esta mujer, por ejemplo. Quizá tenía cosas pendientes que hacer, o esperaba a ver a su hijo tras un viaje, o llevaba mucho tiempo juntando pesetas primero y euros después para pagar la casa, y cuando la tiene pagada y se puede ir de vacaciones sin sentir remordimiento, va y se muere. Quizá deje marido e hijos en casa, amante en cama o facturas sin pagar en el banco. La muerte de una persona joven (o no vieja) lleva aparejada una soledad prematura, una tonalidad gris que no deja de hacerme tragar saliva solo de pensarlo.

Y eso que yo no me suelo dejar impresionar tan fácilmente. Y mira que he visto cosas raras yo en estos sitios. Ya se sabe, las moscas estamos en cualquier parte. Y qué mejor sitio para dejarnos engordar que en un tanatorio. Voy a ver qué hay en la sala uno, que ha entrado una muchachita muy guapa llorando...

SP

jueves, 9 de junio de 2011

TAKE THE LONG WAY HOME

“…there are times that you feel a part of the scenery... and then your wife seems to think you´re part of the furniture... it´s peculiar, she used to be so nice…”

Sirva este temazo de Supertramp para plasmar en estas líneas mi puntual estado de ánimo en estos días. Ignoro si se debe al cambio de estación (eso debería estar superado ya, no??), o la fase estática que sufre mi vida, quizá en espera de una nueva revolución en forma de hijo, que ya sé que es un niño… el caso es que estoy chof, que diría una vieja amiga.

Esta canción es un gran alegato a esa gente que, como decía ayer en mi caralibro (facebook, para el profano en mi extraño ser) vive en jaulas de oro, y entre las que me incluyo. Hay un corrido mexicano con ese título.


Estamos bien. No nos falta de casi nada. Creemos que nuestra existencia está plena de pulgadas, euros, kilómetros, y lo peor, segundos. Un buen día te das cuenta y tienes mucho de todo menos de lo último. Y en ese momento solo piensas en irte lo más lejos posible, lo más solo posible, y con el remordimiento lo menor posible. Como en la canción mencionada.

A lo mejor es que tú te formas unas expectativas, unas metas que cumplir en tu vida. Creo que a todos nos ha pasado en una medida o en otra, que poco a poco, cuando vas creciendo, empiezas a bajar el listón, a ir rebajando el alcance, el valor, la influencia de esas expectativas. Lo peor de todo es cuando eres consciente de que has rebajado tanto ese listón que no puede bajar más. Entonces caes en la resignación.

Vaya negatividad, amigo o amiga deseoso de historias divertidas o, como poco, ligeras para abstraer tu cabeza de cosas como las que describo más arriba, verdad? Prometo hacer una entrada más benévola en breve.


De momento, una recomendación musical al hilo del título de esta entrada. Una variación, como describo a las (buenas) versiones de mis canciones favoritas. En el caso de esta maravillosa canción de Supertramp, una versión de LAZLO BANE. Raro, ya lo sé; pero una de las mejores versiones que he hallado de ninguna canción en este estúpido planeta.


Salud!!


SP

jueves, 5 de mayo de 2011

HAN MATADO A BIN LADEN… QUÉ PENA!

Pues sí, vaya lástima. Ojo, que es en serio. No porque este pajarraco me dé pena, sino porque me parece preocupante, aparte del hecho puramente ilegal de entrar, matar e irse a casa de estos americanos locos, el hecho de que la gente salga a celebrar el asesinato (porque no es otra cosa) de un tipo, por muy hijoputa que haya sido en vida. Como si hubiese ganado el Barcelona.

Personalmente, no puedo hablar con conocimiento de causa; supongo, por lo poquísimo que me conozco (solo llevo conmigo mismo treinta y cuatro años), que si me enterase de la muerte a tiros de la mano inductora de los atentados en los que alguien cercano a mí se fue para siempre, no sentiría alegría. Como si eso me devolviese a mi compañera, o a mi amigo, a mi jefe, a mi hijo, a mi vecino… estoy casi seguro de que me quedaría sentado, callado, pensando en nada. Ha muerto, sí, pero para qué? No sería más conveniente sentarlo ante alguien para que pudiésemos verle humillado? Aunque pensándolo bien, con lo loco que debía estar ese hombre, sería como los estúpidos etarras, sonriendo como si estuviesen de boda. No serviría para redimirlos. Pero, para redimirlos de qué? Los asesinos son imperdonables.

Además, el hecho de matar a este hombre me deja una sensación de fragilidad ante los demás difícil de tragar. Los yanquis, sin ir más lejos, están acostumbrados a disparar primero y preguntar después. Si alguien de mi país hace algo malo a un americano, su destino es morir también? Por qué son tan guais los americanos? Eso de tomarse la justicia por tu mano, como la masturbación, es un simple acto de onanismo.

Dejo de lado las connotaciones éticas. Él no las tuvo, nunca las manifestó cuando decía “hey, qué bien que hemos matado a tres mil infieles en las torres gemelas”, o cuando proclamaba la reconquista de “al andalus”, como un bar que había en mi pueblo, a través del exterminio en un puñado de trenes a primera hora de la mañana en Madrid. El no fue ético, pues tampoco vamos a ser nosotros gilipollas. Pero vamos, que podían haber hecho al menos como con Sadam Hussein, que lo cogieron, lo juzgaron (vete tú a saber con qué justicia) y lo colgaron. Es un proceso más racional dentro de lo irracional de todo este asunto.

Lástima que lo hayan matado. Lástima que lo hayan celebrado cuan fiesta de fin de año. Lástima de ser hoy menos humanos que ayer, y más que mañana.

SP

lunes, 18 de abril de 2011

SHEEPS AND MOUNTAINS

Con este título había un cuadro en un bar de mi escasa ciudad hace bastantes años. Era, como su nombre bien dice, algunas ovejas en medio de un campo verde, con un par de montañas o tres al fondo. Me imaginé a una de esas ovejas planeado una huida, en busca de una vida mejor. Como yo me siento a veces en este rebaño de vida. Lo transcribo a continuación.

SHEEPS AND MOUNTAINS – Pensamientos ovinos (o no)

“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad” - Victor Hugo

Siendo una oveja, hablar del destino parece una estupidez. Una va y viene del campo a la granja y viceversa, sin otro propósito en la vida que comer, dormir, dejarse desnudar por un humanoide una vez al año y poco más. A veces, tenemos que aparentar que somos animales dóciles y mansos ante las visitas. “Mira qué bonita esta, papá...” o “ah, mira, aquella oscura de allí es la mamá oveja de la familia...” qué graciosos estos humanos. Nosotras agachamos la cabeza y aguantamos la risa como buenamente podemos.

Pero yo, convencida de mi condición de oveja no me resigno, sin embargo, a ser cautiva forzosa en este estúpido lugar. Yo soy una oveja diferente. Ya cuando nací mi padre decía... bueno, balaba “esta va a ser grande, sí señor”. Me bautizaron Dolly, por una oveja famosa de la que sólo se sabía el nombre; nadie sabía de qué rebaño procedía.

El caso es que yo tengo planeado hacer grandes cosas. Quiero ser libre como esos estúpidos perros que creen que nos gobiernan cuando estamos en el campo. Sí, yo seré libre para ir y venir, para poder balar con quien yo quiera de los temas que siempre he querido balar: agricultura, política, medio ambiente... quiero sentirme parte del mundo del que me hablaron mis padres, y no de este asqueroso redil tan mecánico, tan previsible, en el que todo está tan visto que lo puedes hacer con los ojos cerrados.

Además, ya tengo pensado cuándo me voy a escapar. Incluso tengo una amiga, Blanquita, que quiere huir conmigo; juntas, haremos historia, estoy segura.

Será cuando amanezca. Aprovechando la semipenumbra de la mañana, escaparemos por un hueco que hay entre los barrotes; no esperaremos ni a que cante el gallo. Cuando el amo se levante, estaremos lejos, muy lejos.

Aunque... lo cierto es que madrugar nunca me ha ido bien. Casi mejor lo haremos después de que el amo come, que se queda como muerto en el porche de la granja. Eso será lo mejor.

O por la noche, será lo más prudente. Así no pasaremos calor. Además, tendríamos más tiempo hasta que el amo pudiese darse cuenta de que no estamos. Aunque siendo blancas, no pasaremos inadvertidas en la oscuridad de la noche... no sé, no sé...

Será mejor que lo organice mejor, con más tiempo. Ahora voy a comer algo, que con tanto pensar me ha entrado hambre... ¿a qué zona nos llevarán hoy? Bueno, da igual... el caso es comer...

"Los cobardes son los que se cobijan bajo las normas" - Jean Paul Sartre

Salud!

SP

ESTOY DE VACACIONES… QUÉ REMORDIMIENTO!!

En atención a mi sobrina, con la que hablaba ayer mismo en torno a mi falta de atención a este blog, y también en atención a mi propia conciencia, que me recordaba una y otra vez mi desdén ante un escaparate tan bueno para mis desahogos emocionales, como es este diario electrónico que tienes ante tus córneas, hoy escribo sobre lo que me tiene atareado en esta mañana de lunes de semana que llaman santa.

Estoy de vacaciones. Desde hoy lunes hasta el próximo lunes, incluido; eso, para cualquier mortal normal y corriente, sería algo bueno. Vamos, no se me malinterprete, que yo estoy contento como unas castañuelas. Duermo unos minutos más por la mañana, me acuesto algo más tarde por la noche, como algo más que no debería por la mediodía… con el añadido de que en un par de días, en virtud de mi condición de vacacionero, me voy unos días a la playa, a dejarme mojar por el mar. O por la lluvia, que viene mal tiempo para final de semana, vaya suerte la mía y la de todos mis compañeros.

Y no puedo evitar sentirme raro. No mal, ni enfermo, sino simplemente raro; extraño ante un mundo que se mueve normalmente, en el que yo estoy extrañamente estático; a todos los efectos, hoy es día laborable, y yo estoy aquí, sin hacer nada realmente productivo para el país. Sé que es de memos estar así, esto de las vacaciones es un gran invento pero yo no llevo del todo bien.

Sé positivamente que en este punto algún insensato que me lea estará pensando entrecomilladamente “joío tonto, dámelas a mí, que verás como no me siento raro ni na…”. Hombre, estoy raro pero no gilipollas!! Por otro lado también estoy seguro de que esto de unos días libres vienen bien para cambiar un poco el chip, desfragmentar el disco duro de tanto trasiego diario, hacer cosas diferentes. Para mí lo más importante de estos días libres es estar tiempo con mi pequeña diabla. Y a partir del miércoles, también con mi querida esposa, muy concentrada con sus cosas ya que para ella no hay vacaciones estos días exceptuando los propios de esta semana que llaman santa.

Puede ser que estoy preocupado, empáticamente hablando, de los problemas de mucha gente que no tiene trabajo, o que está pasando malos tiempos por la situación que vivimos en este nuestro planeta. No puedo evitar sentirme “sucio” moralmente disfrutando de tiempo libre, sabiendo que dentro de ocho días vuelvo a mi mesa, a mi ordenador, a mi trabajo (con el que estoy encantado, dicho sea de paso). Una sensación difícil de explicar, no sé si a alguien le habrá pasado.

Tiendo a ponerme en la piel de la gente en cualquier situación y ocasión dolorosa. Pienso en cómo me sentiría, en cómo viviría cualquier problema con el que a menudo nos encontramos en la tele, siendo únicamente testigos lejanos, ya que nos coge lejos. Y si en mi casa hubiese habido un terremoto seguido de un tsunami y de una puta fusión nuclear? Cómo me sentiría si un dictador masacrase a mis amigos, a mis vecinos, y yo no pudiese hacer más que huir corriendo o morir corriendo. Con lo mal que llevo yo correr. Esto de la empatía es curioso; no sé por qué no puedo ponerme en cosas buenas, en buenos momentos. Supongo que es el melodramatismo que me caracteriza últimamente.

Supongo que será mi próxima futura doble paternidad; que no se asuste nadie, doble porque es mi segundo hijo o hija. Si fuesen mellizos, ya me hubiese dado un patatús a mí el primero. Muchas veces pienso en que es una cierta locura traer más sujetos a este podrido mundo; más bocas que alimentar, más heridas que curar, más pasiones que frenar… después recuerdas (porque se puede recordar algo que no ha pasado aún) los pañales, las sonrisas, los castillos de arena en playa, las noches sin dormir, los frascos de jarabe para la fiebre… y se te olvida todo.

Vivimos unos tiempos duros; seré objetivo. Alguna gente vive tiempos duros. Yo pertenezco a esa clase social que al menos puede decir que tiene algo, que mantiene un trabajo y que puede mirar al futuro con cierto optimismo. En cierto modo, se me podría considerar un tipo con suerte. Por qué, pues me siento tan raro?

En fin, me iré a dar un paseo a ver si pienso mejor. O mejor una copita con mi amigo J. O me espero a que P se despierte y nos vamos a la estación, que le gustan los trenes… por favor, que acaben ya las vacaciones!!!!

SP


martes, 4 de enero de 2011

Imbuido por el frenesí de estos días navideños, cuando entro esta entrada, me estoy dejando llevar por ese estúpido mantra que, junto a los niños de San Ildefonso, se puede escuchar especialmente en los últimos días de cada año. “A partir del día uno…” y eso lo sustituyes por la fórmula que más te apetezca. Son los llamados propósitos para el próximo año. Yo, como he dicho, me propuesto uno de esos, cuan borrego. En mi caso es algo recurrente, aunque si he de ser sincero me mueven algunos motivos más que otras veces.

Yo ahora mismo soy una O. Bueno, una Q porque fumo un poco; pues bien, para este dos mil once he pensado en intentar reducir algo mi forma, quizá hacia una D. Hay que ser realista, no puedo aspirar a mucho más. Una I sería algo desmesurado y de hecho imposible. Una B sería como mentirse a uno mismo. Una D es más razonable. O una H a lo mejor, aunque pensándolo bien, para ser tan anguloso, tan “recto”, habría que tirar de gimnasio, lo que en mi caso equivale a tirar el dinero.

Yo siempre he sido una O. Una vez, hace muuuuchos años, fui bastante parecido a una I, pero no funcionó ni duró. Era demasiado crío y no supe gestionar bien aquella ventaja en el alfabeto de la vida. Y poco a poco fui retrocediendo letras hasta plantarme en la O, unas veces más mayúscula que otras. Y conste que esta es una buena letra, no obstante. No siento ningún rencor por ella. Lo que pasa es que su sonido evoca todo aquello de lo que hace tanto tiempo que quiero alejarme.

Por otro lado, aparte del lado estético (a estas alturas imagino que se sabrá que estoy hablando de mi forma OrOnda…), esta vez se une un miedo cada vez más insistente a ser víctima de una enfermedad, o un súbito stop en mi pequeño y maltrecho corazón. Eso y mirar a mi pequeña me hacen sufrir en silencio, como los de las hemorroides. Perderme cosas con ella. Perderme su paso de decir “KILILO” a “CIRCULO”. No estar cuando no quiera comer y alguien tenga que ponerse serio. Un sufrimiento difícil de retener cuando disfrutas tanto de tu vida, de los tuyos, de lo tuyo; más aún este año, que salvo ligeras excepciones a las que estoy tristemente habituado, en lo personal ha sido realmente sorprendente, ya que he vivido cambios que nunca hubiese esperado ni en mis más optimistas imaginaciones.

Esto de los propósitos, por otro lado, tengo que reconocer que es algo que me irrita, aunque caiga siempre en ellos como un estúpido. Creo que hay que ser realista, consecuente y ciertamente honesto con uno mismo para poder saber qué vas a cumplir y qué es lo que vas a olvidar antes de tomarte la uva número ocho. Por eso una D y no una I.

Así que voy a aprovechar el ticket regalo del regalo no regalado a mi querida esposa (regalar algo a gente a la que le da igual lo que le regales es algo frustrante!!!!) para cambiar la mochila que intenté regalarle, por unas zapatillas de deporte. Que sean buenecitas, para no tener luego excusas de que no voy equipado y dejarlo en dos días…

Dejar de fumar, casarse, entrar en unos pantalones de la 36 teniendo una 42, sacarse el carnet de conducir, divorciarse, echar a la suegra de casa, ser más amable con tu vecina la del quinto, lavar el coche por fin, hacer un crucero… mil propósitos de los que a final del dos mil once veremos cumplidos cien, o cinco. Yo, por lo menos, espero estar vivo a finales de año con otra estúpida idea. Ese sí que es un buen propósito.

Salud!

SP