lunes, 3 de junio de 2013

UN MAL AÑO


Mi obsesión por la muerte es preocupante. Llevo dando vueltas a esto varios días, desde que me enteré de que un hermano de un buen amigo mío había fallecido. Cáncer. Y especialmente más hoy, que un buen amigo mío propio, también ha pasado al otro mundo (de verdad habrá otro??).


Y es que supongo que para aquellos que no contamos con la excusa de dios para explicarnos ciertas cosas, hallar respuesta o causa a algo tan grande, tan impactante, tan brutal, es complicado. Algo de lo que no se puede escapar.

Tarde o temprano alguien de tu entorno, o tu mismo, va y se muere y te das cuenta de que tu coraza contra los golpes de la vida no es tan resistente; sólo tres palabras bastan para destrozarla. "#nombre# ha muerto". En #nombre# se puede poner el nombre que se quiera, sea cual sea siempre suena igual de mal.

El otro día, de regreso a casa después de estar un rato con mi buen amigo P para presentarle mis respetos, hacia mucho viento. No frío, pero si bastante insistente y desapacible para caminar. Pero, de repente, me quede inmóvil cuan muerto (...) y dejé que el viento me bañara, que me envolviese como una manta. Me sentía oprimido, amortajado entre tanta negatividad, tanta tristeza, tanto gris. Aquel baño de viento me resultó liberador.

Y allí estábamos mis dos pequeños y un servidor, parados en la acera, con los ojos cerrados. A los peques les invité a seguirme, como un juego en el que imaginábamos que eramos super pájaros que iban volando a casa.

En días como hoy, mientras escribo esta entrada, mucho viento haría falta para quitarme la pena de la perdida del ser cercano. Y lo más inquietante, la sensación de terror que me invade al constatar una pequeña punzada que sentí el día de nochevieja, justo antes de que el año 2012 muriese, cuando tuve la certeza de que el año 2013 iba a ser un año triste en lo personal. Si era cierto, entonces que pare ya. Ya he tenido bastante gris en lo que va de año.

Salud!

SP