domingo, 16 de octubre de 2011

YA ESTOY VIEJO PARA CIERTAS COSAS

Cuando escribo esta entrada son las doce y veinte de la noche del quince de octubre de dos mil once. Hace escasamente cuatro horas mi hijo par, Daniel, ha hecho su entrada en nuestras vidas ayudado de unas paletas para poder abrirse hueco a través del sinuoso sendero de las entrañas de su madre.

Ha llegado y, pocos minutos después de hacerlo, me lo han presentado, no he podido presenciar su alumbramiento. Sabedor de que ya existía, llamé a las abuelas y al abuelo que nos esperaban fuera, ansiosos. Les doy la noticia y se echan a llorar. Yo cuelgo, ya van a venir con el peque. Y en cuestión de décimas de segundo mil cosas pasan por mi exhausta cabeza y me echo a llorar como las abuelas. Vaya tonto. Un llanto estúpido por inútil, mientras lo escribo me muero de la vergüenza. Pero como dice el título, estoy viejo para ciertas cosas, como por ejemplo negar que he llorado como un tonto vestido de verde en un solitario cubículo de hospital.

Creo que estoy viejo para ser tan sentimental. Mi vida no ha sido precisamente ejemplar en algunas partes, lo que no me hace merecedor de ciertas cosas buenas (aunque cambiar pañales y dormir intermitentemente no se me antoja el paraíso), por eso puede que llorase. Como una especie de penitencia ya cumplida en forma de bebé para alegrarme los días y alguna que otra noche y alejar todo lo gris.

Hace tiempo que huyo de los sentimentalismos infundados por los acontecimientos. Me parecen artificiales, vacíos de sinceridad; pero me temo que aquí he caído como mosca en la tela de araña.
Llegó, lo pusieron en mi regazo le hable de su nueva familia, de mi trabajo, de nuestra casa, de su habitación, todo sin dejar de llorar más que Jeremías, como dice mi madre. El me miraba y se aguantaba la risa, seguro.

Finalmente, como canjeo de los pocos puntos que me quedan, cambio toda la palabrería anterior por una sola mirada de mi pequeño hijo par. O mejor aún, de una suya y otra de su hermana juntas. Veis? Otra vez voy a llorar.

Coño, ya estoy viejo para ciertas cosas...

SP